Prevención de drogodependencias en el ámbito familiar

La realidad del consumo de drogas, sobre todo entre los más jóvenes, ha provocado en los últimos años una alarma social y una preocupación constante sobre cómo solucionar este “problema”. En los últimos cinco años, España ha doblado sus esfuerzos en la planificación y ejecución de medidas para hacer frente a este preocupante fenómeno de las drogodependencias.

Es evidente que la evolución de la sociedad, en cierto modo, trae consigo una disminución en el consumo de determinadas sustancias; de hecho, en la última década, tanto el número de fumadores como el de nuevos usuarios de heroína ha disminuido.

Sin embargo, la heroína ha sido sustituida por sustancias como el cannabis, la cocaína o las drogas de diseño. Este cambio ha dado lugar a nuevos patrones de consumo: hace años, al consumidor de drogas se le consideraba como una persona marginal, inadaptada socialmente y con un aspecto demacrado; en la actualidad, la realidad es bien distinta; los consumidores son cada vez más jóvenes, proceden de diversas clases sociales, y están integrados en la sociedad; consumen con fines recreativos y para establecer relaciones con mayor facilidad.

Para prevenir el consumo o el abuso de drogas existen distintas estrategias, pero suele ocurrir que su aplicación se lleva a cabo como si se tratara de procedimientos independientes, es decir, sin conexión entre ellos y sin continuidad y, sin embargo, una prevención eficaz tiene que ser multidisciplinar y secuenciada.

Prevención multidisciplinar, significa que debe llegar al niño desde diferentes ámbitos: tanto desde el centro educativo, como desde la familia y la sociedad. Si el niño sólo recibe mensajes preventivos en la escuela, a través de talleres de prevención de drogodependencias, pero en su casa no se refuerza este mensaje, la labor del centro educativo quedará muy reducida.

Prevención secuenciada, significa que ha de hacerse de forma prolongada, a lo largo del tiempo; es decir, la labor preventiva no debe comenzar y terminar sólo cuando el niño atraviesa una “edad peligrosa”, sino que debe empezar antes y prolongarse en el tiempo.

La prevención de drogodependencias en niños pequeños, que aún no conocen el significado de la droga, se centra en la educación para la salud. Los padres han de esforzarse en transmitir a su hijo hábitos saludables (higiene, alimentación, deporte, etc) y habilidades sociales (autoestima, empatía, asertividad, etc.); de este modo, el niño irá construyendo una coraza que evitará que, en un futuro, establezca relaciones problemáticas con las drogas. Un niño que valora la importancia de la salud y del deporte y que, además, tiene una buena autoestima (se valora positivamente) y es asertivo (sabe defender sus derechos), tendrá muchas más armas a la hora de saber decir no ante una oferta de consumo.

La labor de la prevención en el ámbito familiar cobra una importancia relevante. Los padres deben involucrarse y contribuir activamente en esta labor. El objetivo debe ser tratar de reducir los factores de riesgo y aumentar los factores protectores. Esto se consigue:

  1. Fomentando en los hijos hábitos de vida saludable y habilidades sociales;
  2. Dándoles información sobre las diferentes sustancias, para que conozcan sus efectos y sus riesgos;
  3. Fomentando la comunicación con el niño e intentando comprender sus reacciones.

La comunicación basada en el respeto y la compresión es una de las armas más importantes en la prevención de drogodependencias en el ámbito familiar. Si nuestro hijo tiene confianza para contarnos, por ejemplo, que le han ofrecido fumar un porro, y nosotros reaccionamos de una forma comprensiva, conseguiremos establecer un canal de comunicación con él, que le protegerá ante el consumo. Muchos padres no entienden qué significa eso de “reaccionar de forma comprensiva”, no saben responder satisfactoriamente ante un hecho como éste, sin embargo, es algo tan fácil como intentar evitar alarmarse y exagerar, muchas veces sin tener suficiente información, sobre las consecuencias y riesgos del consumo de drogas.

Por otra parte, si nos enteramos de que nuestro hijo ha consumido algún tipo de drogas, lo primero que tenemos que hacer es tranquilizarnos e informarnos antes de actuar. Es mejor hablar con serenidad con nuestro hijo, que reaccionar castigándole o enfadándonos con él. Debemos tener en cuenta que el hecho de que nuestro hijo haya probado alguna droga, no significa que vaya a tener problemas de adicción. Hay que intentar hacerles comprender el riesgo que conlleva su consumo, e informarles de sus efectos negativos. En el caso de detectar que ya existe un consumo abusivo o que tiene problemas de dependencia, es necesario acudir a un especialista que nos asesore debidamente.

La labor de la prevención es tarea de todos y no debemos relegar este papel al centro educativo, ya que la familia, como hemos dicho, constituye un eslabón fundamental en esta tarea.

Elena Moreno Gómez – Psicologa